miércoles, 28 de agosto de 2013

La Creación del Instituto de Cine nacional

La Creación del Instituto de Cine nacional

En 1957 se promulgó la Ley de Cine y se creó el Instituto Nacional de Cinematografía (INC), antecesor del actual Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

En estos años se afirmaron directores como Leopoldo Torre Nilsson (La Casa del Ángel, La Mano en la Trampa) o la dupla compuesta por Fernando Ayala y Héctor Olivera (El jefe, El candidato), que abrieron camino a la llamada generación del '60, directores independientes que actuaban por fuera del sistema de estudios. Algunos nombres de este período son Simón Feldman (El Negoción), José Martínez Suárez (Dar la Cara), René Mugica (El Hombre de la Esquina Rosada), Lautaro Murúa (Shunko) y Manuel Antín (La Cifra Impar).

Por otros caminos, Fernando Birri impulsó el cine documental de contenido social (Tire Dié, Los Inundados). Son también los años de inicio de Leonardo Favio, actor, cantante y director (Crónica de un Niño Solo, El Dependiente).

A fines de la década comenzaron los ensayos de cine alternativo y experimental, encarados por directores que venían de la publicidad y el cine de denuncia social, simbolizado por el grupo Liberación en el que participaban Fernando "Pino" Solanas y Octavio Gettino (La Hora de los Hornos), sorteando censuras para dar a conocer sus trabajos en exhibiciones clandestinas.

Con el retorno democrático de 1973, el cine nacional tuvo un gran momento, tanto en el afianzamiento de la crítica como en su masividad. Favio volvió a filmar (Juan Moreira), al igual que Lautaro Murúa (La Raulito). Héctor Olivera apuntó al cine histórico (La Patagonia Rebelde) y Sergio Renán logró una candidatura a los premios Oscar (La Tregua).

Este vendaval creativo fue cortado de cuajo por la censura encarnada en el Ente de Calificación Cinematográfica y la represión de la dictadura militar que provocó la muerte, el silencio y el exilio de artistas. Sin embargo, realizadores como Adolfo Aristarain (Tiempo de Revancha) o Fernado Ayala (Plata Dulce)lograron sortear la censura y fueron una bocanada de aire fresco.

En 1995, con la sanción de la nueva Ley de Cine que obliga al video y a la televisión a aportar dinero para financiar películas argentinas y establece los regímenes de coproducción internacional, la filmografía argentina tomó un nuevo impulso. Surgió entonces una nueva generación de creadores que renovaron, estética y argumentalmente, nuestro cine. Entre ellos podemos citar a Fabián Bielinsky (Nueve Reinas), Lucrecia Martel (La Ciénaga), Pablo Trapero (Mundo Grúa) y Juan José Campanella (El Hijo de la Novia). Esta camada obtuvo múltiples premios y reconocimientos e hizo del séptimo arte una nueva puerta de entrada a nuestro país.

Bibliografía: http://www.argentina.gob.ar/informacion/cultura/105-cine.php

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